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Envenenando Mexicanos por Dinero

Tasa de Mortalidad

La diabetes mellitus es una enfermedad que cobró la vida de 1,777,544 mexicanos entre los años 1999 y 2020. Se trata de un número de defunciones superior al total de la población que actualmente reside en el estado de Zacatecas.  El Asesino Silencioso, como comúnmente se conoce a la enfermedad, ha más que triplicado su  número anual de víctimas mortales en las últimas dos décadas.  La pandemia diabética ha llegado al punto que en 2020 dicho padecimiento fue la causa de muerte de más de 150,000 mexicanos.

Una medida de la gravedad de la crisis de salud pública que enfrenta México con respecto a la diabetes es el hecho de que la tasa de mortalidad de la enfermedad en el país se encuentra en un nivel que supera la tasa de mortalidad combinada por sobredosis de drogas, suicidios, homicidios, accidentes de transporte y diabetes como causas de muerte en los Estados Unidos.

Además de ser una de las principales causas de muerte, la diabetes ha llevado a un número aún mayor de mexicanos a sufrir discapacidades permanentes al provocar ceguera, insuficiencia renal y daño al sistema nervioso y circulatorio que requiere amputaciones.

Es un hecho establecido y bien conocido que las bebidas con azúcares añadidos (SSBs, por sus siglas en inglés) representan una fuente importante de azúcares de rápida digestión que conducen al padecimiento de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

México, con una población que bebe anualmente 176 litros per cápita de productos Coca-Cola (frente a 95 en los Estados Unidos y 22 a nivel mundial), es líder mundial en el consumo de bebidas azucaradas en la forma de refrescos carbonatados.

Se ha calculado que la mortalidad atribuible a las SSBs en el país es del orden de 40,842 muertes anuales, principalmente porque son la fuente del 70% del azúcar agregado en la dieta de los mexicanos.

Debido a que las bebidas azucaradas juegan un papel causal muy importante en el acelerado apocalipsis diabético que está destruyendo a enormes cantidades de familias mexicanas, es hora de que el gobierno tome medidas mucho más enérgicas para hacer que la industria rinda cuentas por sus externalidades negativas.

Los azúcares en las bebidas de Coca-Cola, al igual que la nicotina en los cigarrillos Marlboro y la oxicodona en las pastillas Oxycontin, son sustancias altamente adictivas que se ofrecen a millones de consumidores con la ayuda de gigantescos presupuestos de marketing y esfuerzos de cabildeo inimaginables diseñados para evitar la regulación gubernamental.

Acciones como aquellas recomendadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud), OCDE (organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) y la AMA (American Medical Association) —incremento en precios de al menos 20% en las bebidas con azucares añadidos por la vía a impuestos especiales, restricciones a la publicidad y eliminación de opciones de compra— están justificadas y son necesarias para frenar el consumo de SSBs en México dada la carga tan pesada que imponen al desarrollo del país y la amenaza que representan para la estabilidad de su sistema de salud pública.